Entonces apareció él. Le solicitó a través de un mensaje secreto un encuentro para hablar de política. No parecía nada extraño, ya que las noticias que lanzaba a las redes sociales giraban en torno a este tema. Este tipo de mensajes privados eran habituales y siempre rechazado por ella, el objetivo de todos ellos era el mismo y lo sabía.
Pero en esta ocasión, ella, coqueta, le respondió un no evasivo mostrándose en su faceta más juguetona. Él ,en lugar de darse por vencido siguió en su insistencia amable, educada, y con habilidades tan seductoras también que la comenzaron a fascinar a ella.
Hubo intercambio de correos, poco después de números de móvil... y así comenzó en realidad una relación virtual cada día más íntima. Las confidencias se sucedían atropelladamente. Ambos se mostraban atentos el uno para con el otro y ansiosos de saber más y más uno del otro. El caminar juntos parecía de vértigo.
Vivían en la misma ciudad. Un encuentro como inicio de amistad parecía lo más normal, pero desde el principio ella sabía que esto no iba a producirse nunca. Conocía bien los motivos...
